Las luces rojas parpadean en las austeras y blancas paredes.
Davis corre por delante de mí, dejando caer sus notas. Corremos por nuestras vidas. El miedo me otorga una extraña perspectiva - La cabeza me da vueltas. He olvidado cómo llegué aquí. No reconozco este lugar.
Davis y yo chocamos contra la puerta de una celda y me grita. Lo miro aturdido. No puedo escucharlo a él, ni a las sirenas, nada, solo oigo un ahogado latido de terror en mi cabeza. Doy la espalda a Davis y lo veo por el pasillo. La masa descomunal, de un rojo parpadeante, reluciente como el acero y la sangre fresca. Su piel cambia, fluye como el mercurio, cuando soy cegado por los repentinos destellos de las armas. No sirven de nada. La bestia arremete hacia delante y el equipo de seguirdad se convierte en sangre y niebla carmesí.
Soy una estatua, un animal acorralado. Una puerta se abre dentro de mí y me invaden los recuerdos. He visto a este monstruo anteriormente. He cortado su caparazón y eviscerado a sus hermanos. Le he causado dolor y estudiado su respuesta. He creado y desechado a inumerables como él. Pero nunca he visto a esta bestia tan de cerca, sin el escudo, sin las ataduras. Nunca la he visto... libre.
Sé que voy a morir, por lo que me limito a observar con curiosa aceptación. La bestia se agacha, llenando su boca de carne y sangre. Me mira vagamente, una sensación familiar, antiguos recuerdos. Sabe quién soy y lo que he hecho. Se yergue como un oso y ruge, destrozando las luces y sumiéndonos en la oscuridad. Puedo escuchar cómo se acerca hacia mí, lenta y pesadamente, desgarrando las paredes con sus dedos metálicos, pero sé que estoy muerto. Cierro mis ojos y aguardo dispuesto a pagar por mis actos.
Siento cómo algo tira de mi brazo y me doy cuenta de que Davis ha conseguido abrir la puerta de la celda. Me empuja hacia el interior y caigo de espaldas. Veo a Davis en pie junto a la puerta abierta, esperando, mientras el monstruo se dirige rápidamente hacia nosotros.
De repente, pude recobrar la compostura y gritar, "¡Davis, cierra la maldita puerta!" - Pero él niega con la cabeza, con los ojos muy abiertos, y grita "¡Observa!" por encima del sonido de los rugidos y del metal desgarrándose.
Entonces, silencio. Davis está jadeando, ¿riéndose? La bestia obstruye la puerta, a centímetros de él, goteando sangre, pero sin signos de agresividad. Se queda ahí, mirándose las manos. Davis susurra, "nadie me habría creído".
Me reincorporo, apoyándome en una pared lejos de la puerta. Nunca he visto esta celda, un lugar frío, lleno de estantes. ¿Un depósito de cadáveres? "Davis, ¿dónde estamos?"
"Aquí es donde los guardan. Los que vienen del Zariman. " Estoy confuso, ¿qué era el Zariman? ¿La nave que nunca regresó? "Davis, ¿qué está pasando?"
Davis me dedica una sonrisa - "Lo que está pasando es..." Se vuelve hacia la bestia, ahora silenciosa y calmada.
"...grandes, jugosos ascensos."